Evidentemente no voy a hablar de la dichosa pulsera, que
parece ser era una estafa. En realidad voy hacer mención de la
democracia española, aunque usando una denominación que en inglés
no significa nada, tampoco en español, pero que puede ser
ilustrativa.
Ya he dicho muchas veces que la democracia española
necesita madurar, hacerse más justa. Uno de sus mayores males,
precisamente, es el equilibrio entre los poderes. Mejor no entremos
siquiera en el desbarajuste entre los órganos constitucionales.
Para que una democracia sea justa necesita que los
poderes en que está dividida, ejecutivo legislativo y judicial, se
controlen de una forma eficiente e igualitaria entre ellos. Esto es
necesario por que no hay poderes superiores. Ha de ser así para que
no se produzcan decisiones injustas o arbitrarias.
Pero en España estamos muy lejos de conseguirlo. Hoy,
la división de poderes en España se podría resumir de la siguiente
forma: Gobierno y oposición. Esto sucede, entre otras cosas, por que
el Gobierno no es controlado por nadie. Viendo noticias como estas:
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/03/05/actualidad/1330943521_667877.html
referentes a Islandia, a uno le entra una motivación extra para
seguir intentando cambiar las cosas.
Bajo mi punto de vista lo ideal sería que los tres
poderes fuesen independientes, como primer paso. En España no lo
son, es más que evidente. El legislativo y el ejecutivo españoles
se podrían considerar como uno solo. De hecho, aunque creamos lo
contrario, nosotros no votamos al Presidente del Gobierno, solo al
parlamento. El parlamento es el que decide quién será el Presidente
del ejecutivo. Tampoco elegimos a los representantes del Poder
Judicial. Por tanto la soberanía llega a esos poderes tan adulterada
que podría ser nociva para la salud de cualquier democracia.
Yo propondría que los dirigentes o responsables máximos
de cada uno de los poderes fuesen elegidos directamente por el
pueblo, del que emana la soberanía del Estado español.
Por otra parte pienso que lo ideal sería establecer un
sistema de control por el que cada poder pudiera controlar a los
otros dos de una manera justa. Pero, ¿quién controla al Gobierno?
El legislativo poco puede hacer sabiendo que es controlado por el
partido que ostenta el gobierno. El judicial, salvo excepciones
puntuales, tampoco puede hacer efectiva la responsabilidad de los
gobernantes.
Supongo que lo justo sería, cuando menos, que el poder
judicial pudiera controlar al Gobierno y que se encargara de
dilucidar las posibles responsabilidades en que recayese su
actuación. Y de la misma forma tener las herramientas para, que sin
la presión de ningún grupo político, decidir sobre la legalidad y
constitucionalidad de las normas emanadas del poder legislativo.
El legislativo establecería su control mediante la
aprobación de leyes que corrigieran posibles comportamiento
negligentes, de forma que ningún juez o ministro tuvieran un marco
legal que les permitiese actuar de forma fraudulenta.
En último lugar el ejecutivo, podría ejercer su
control mediante la convocatoria de elecciones al Parlamento y al
poder judicial mediante el Ministerio Fiscal.
En conclusión podemos acordar que nos queda mucho por
avanzar en nuestra democracia, por hacerla madurar. Pero sin duda no
lo conseguiremos viendo “Sálvame”, lo conseguiremos pensando,
siendo libres, estudiando, trabajando, hablando, asociándonos,
protestando, criticando, leyendo, siendo solidarios, buscando la
justicia y, ante todo, teniendo claro que, todos, somos iguales.
Magnifica reflexión, estoy totalmente de acuerdo, cosa que no puedo decir de otros artículos, pero eso es lo bueno de la "Democracia".
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